Ester, usuaria del Servei Prelaboral d'Arep, ens
explica com va anar la calçotada celebrada el divendres 17 de març.
"El pasado viernes se organizó en Arep una
calçotada. Se celebró en la residencia Lleó XIII y era para las personas
que participábamos en algún programa de huerto o jardinería.
Se salió de Arep a las 9:15 más o menos. Íbamos unos
cuantos del centro de día, Cristian y yo. Cuando estuvimos todos fuimos hacia
el metro, paramos en Diagonal y allí cogimos los ferrocarriles hacia Avenida
Tibidabo. Una vez allí nos dirigimos a la residencia. Era una casa bastante
grande y allí vivían personas con algún grado de discapacidad y también
trabajaban educadores.
Como llegamos pronto tuvimos tiempo libre y fuimos
unos cuantos a tomar un café a un bar cerca de allí. Como hacía buen tiempo y
calorcito nos pusimos en la terraza. Estuvimos charlando y conociéndonos un
poco más. Yo no conocía a nadie, era la única del prelaboral, aún así me sentí
a gusto con ellos y me cayeron todos bien.
Hacia las 11 regresamos a la residencia y empezaron a
repartir tareas. Unos fueron a comprar las bebidas, otros a comprar la carne y
otros se encargaron de recoger los calçots que allí mismo se plantaban. Los
calçots tenían que arrancarse de la tierra y dejarlos en un cesto, había
bastantes. Si estaban pegados había que separarlos y después lavarlos. Yo
estuve un rato cogiendo calçots y separándolos.
Después otras dos chicas y yo fuimos a comprar la
carne para comer. Regresamos del supermercado cargadas de butifarras, morcillas
y pancetas. Ya estaba todo listo para hacerse y después comer. Unos chicos
empezaron a preparar la barbacoa y hacer fuego. Otros se encargaron de destapar
todo y dejarlo preparado. Los calçots ya estaban todos recogidos y lavados y
también se empezaron a hacer. Mientras los demás prepararon las mesas y las
sillas y todo lo necesario para poder comer. Yo tuve tiempo también para dar
una vuelta por el patio y por el interior de la casa. Todo estaba recogido y
limpio. Había un comedor, una sala de estar, dos lavabos y arriba supongo que
las habitaciones.
En la salita había dos sofás y algunos sillones, donde
algunos estaban descansando o viendo la tele. Fuera había una sala de juegos
con futbolín y billar. También observé que había corrales con gallinas. Las
gallinas se paseaban por el patio y se dejaban acariciar, eran muy graciosas.
Algunos ya se empezaron a sentar alrededor de la mesa
y a beber algún refresco. Un poco después, se empezó a repartir la carne y los
"calçots", también la salsa romesco que se sucaba con los calçots.
Todos empezamos a comer, estábamos hambrientos. Cristian se puso a explicar
como se tenían que comer los calçots para quién no lo sabía, yo presté
atención, ya que era la segunda vez que comía y no me acordaba. Estaba todo muy
bueno. Para mi gusto la salsa de los calçots era imprescindible para darles
sabor. Después llegó el postre, era un trozo de pastel de chocolate.
Como los monitores o educadores estuvieron
repartiendo, después comieron ellos a parte. La hora de la comida también fue
un buen momento para charlar. Cerca mío se sentaron tres señores que ya conocía
de hacer jardinería con los niños de parvulario, a parte también conocía a
Laia, que trabajaba allí. Fue un rato agradable. También charlaba bastante con
Sofía y Xavi, que conocí del centro de día. Con ellos mismo me fui de vuelta a
casa. Fue una buena decisión haber ido."
Ester R.